El pasado 13 de Junio, la jefa de los supervisores de entidades financieras europeas rinde cuentas por primera vez en 2016 ante los ciudadanos europeos a través del parlamento de nuestra unión.
Daniele Nouy, máxima responsable del SSM, organismo de supervisión bancaria del BCE ha presentado su primer informe del 2016 ante el comité de asuntos económicos y monetarios del parlamento europeo y este ha tenido mucho de los asuntos que le preocupan en el desempeño de sus funciones y poco de los progresos de su propio negociado.
La Sra Nouy, ha planteado que su
mecanismo de supervisión ha descubierto que los principales riesgos a los que
se enfrenta el sistema financiero europeo, ya no son los relacionados con la
solvencia de sus bancos, que ha mejorado considerablemente desde el inicio de
su proceso de vigilancia (SREP), si no los relacionados con la rentabilidad de
esos mismos bancos. La falta de inversión crediticia en los últimos años por
altos niveles de exigencias de solvencia a sus clientes (y costes de capital),
a lo que ahora que quieren despegar en sus volúmenes de préstamos se suman unos costes de canales de
venta sobredimensionados y unos niveles de tipos de interés en mínimos históricos (en lo que el propio
BCE también tiene algo que ver) hacen una tormenta perfecta y que las
perspectivas de los bancos para que el retorno de capital a sus accionistas se
eleve a niveles del pasado sean muy menesterosas.
A parte de esto, las otras
preocupaciones que la Sr Nouy trasladó a los ciudadanos son:
Homogeinización de cálculos de
requisitos de capital para los bancos en toda la UE, homogeinización de la regulación en los
países EU ( a pesar de libro único de regulación bancaria cada Banco Nacional
interpreta a su modo sobre todos en valoración de activos), la implementación
completa de los fondos de garantía de depósitos y sistemas de aseguramiento de
esos depósitos, incorporación de nuevas normativas derivadas de los acuerdos de
Basilea en el libro único de regulación como nuevos requisitos en cálculos de
ratios de financiación estable, ratios de apalancamiento, y más exigencias en
cálculos de riesgos de mercado y de contrapartida, las nuevas medidas sobre la
capacidad de absorción de pérdidas y mínimos de capitales propios para los
bancos en proceso de quiebra y rescate, regeneración de los procesos y mercados
de titulización de activos en balance.