En el día de ayer tuve la
oportunidad de asistir a un magnifica conferencia, con ponentes muy conocedores
e involucrados,dentro de unas jornadas sobre
el futuro de la Unión Económica y Monetaria Europea, UEM, dedicada a la Unión
Financiera y Bancaria.
Uno de los ponentes, Jose Manuel
Campa ex-secretario de estado de economía entre 2009 y 2011, trajo al debate
que es conocido que uno de los aspectos más relevantes para la UEM, en este
tiempo en el que la economía europea mantiene un momento positivo con
perspectivas igualmente positivas, al menos en un plazo próximo, es mejorar la capacidad
de compartición de riesgos entre los países de la unión.Es este un concepto muy amplio que necesariamente se tiene que entender para
poder divulgarlo.
Con el apoyo de un reciente
estudio del BCE, quiero aquí ampliar el conocimiento que debemos tener sobre
este concepto, de modo que desde nuestras capacidades individuales podamos
convencer a todos los que nos rodean, y estos a su vez en cadena a otros, de
las bondades que arrastra a todas las economías de los países de la Unión
(también a la nuestra) y por ende al mejor éxito de la propia Unión Económica y
Monetaria en la que ya estamos inmersos, pero que hay que llevar a su máxima
expresión y completitud para no sufrir, en un entorno de competencia global, las debilidades que una nueva economía a medio
construir pueda traer a sus partícipes.
La literatura económica describe
la noción de compartir riesgos como la idea de que los agentes necesitan, deben
y tienden a proteger y asegurar sus capacidades de consumo contra las
fluctuaciones del ciclo económico específico del país en el que residen, en
particular contra los momentos de crisis económicas donde se reducen o se
eliminan por completo actividades de negocios y sus beneficios, disminuye las
posibilidades de empleo, o estos facilitan menores ingresos. Asegurar las
capacidades de consumo resulta en una mejora en el bienestar a través de los
ciclos.
El consumo puede asegurarse, en
momentos difíciles, a través de algunos
medios, por ejemplo, a través de ahorros privados, programas nacionales de
bienestar/desempleo públicos y transferencias
intergeneracionales, es decir, los gobiernos pueden aumentar los apoyos a los hogares del país durante los malos
tiempos económicos, y financiar estas transferencias con la deuda pública del
tesoro nacional, que tendrá que ser pagada por las generaciones futuras. Sin
embargo, el consumo también se puede asegurar compartiendo las dificultades de
las crisis económicas a través de canales internacionales, por ejemplo, con transferencias
de liquidez y capital entre países que ayudan a amortiguar las conmociones
específicas del país en problemas.
Entre los principios
fundacionales de la Unión Económica Europea, está la libre circulación de
capitales, pero para que esta circulación se produzca realmente hay que
facilitarla e incentivarla.
El debate actual sobre el
progreso de Unión Económica y Monetaria Europea, promovido desde instituciones
nacionales y comunitarias, se está desarrollado en torno a la dimensión
internacional entre los países de la Unión del riesgo compartido, la
profundización de la Unión Bancaria y de la Unión de Mercados de Capitales, y la introducción de
una capacidad fiscal común en la Unión, junto con la ampliación de la zona de
la moneda única, como mecanismos de base en la facilitación y promoción de la amplia circulación
de capital y liquidez público y privado.
En este debate está surgiendo un
consenso de la experiencia con la pasada crisis, de que la arquitectura
institucional de la zona del euro necesita una reforma para mejorar su
capacidad de hacer frente a grandes conmociones económicas.
Ya en su día, con la publicación
del Informe de los Cinco Presidentes sobre la realización de la Unión Económica
y Monetaria de Europa, se desencadenó un debate en el ámbito político, así como
en el académico, sobre las formas de mejorar la fortaleza económica de la UEM
quetambién estuvo, como en el debate
actual, influido por los hallazgos empíricos
que encuentran un grado más limitado de distribución del riesgo en la UE que en
otras federaciones como los Estados Unidos, que disponen de una mayor capacidad
de absorción de impactos económicos y financieros de las crisis a través de una
distribución de riesgos más efectiva en los canales privados mediante los
mercados de crédito y capital. También el
compartir el riesgo mediante los canales públicos juega un papel más destacado
en los Estados Unidos, dada su diferente arquitectura institucional y política,
en particular, su considerable presupuesto federal.
En Europa ya se han dado pasos institucionales
importantes hacia una verdadera Unión Económica y Monetaria en Europa en los
últimos años: En primer lugar, el Mecanismo Europeo de Estabilidad se creó en
2012 para proporcionar asistencia financiera condicional a los países solventes
de la zona del euro que experimentan problemas de financiación. En segundo
lugar, El proyecto político y legislativo de la Unión Bancaria Europea se lanzó
en 2014, que basándose en el Mecanismo Único de Supervisión y el Mecanismo
Único de Resolución, garantiza una aplicación coherente de las normas bancarias
de la UE, reduciendo así los riesgos en el sector bancario, relacionados por
ejemplo, con la exposición de los balances de los bancos nacionales a los
riesgos de sus respectivos tesoros públicos.
Mirando hacia el futuro, es
necesario realizar reformas en la arquitectura de la Unión Europea,
principalmente en tres ejes:
En primer
lugar, los países de la UE deben mejorar su capacidad interna para enfrentar
las crisis macroeconómicas, en particular reduciendo efectivamente las
vulnerabilidades en sus economías, sectores bancarios y finanzas públicas. La
fortaleza económica debe mejorarse mediante reformas estructurales que
respalden el crecimiento potencial y aumenten la flexibilidad de los mercados
interiores nacionales. En este contexto, el Informe de los Cinco Presidentes
llama a una "convergencia significativa y sostenida hacia economías
similarmente resistentes" en la UE, de modo que la distribución del riesgo
se base en el principio de la seguridad de una fortaleza económica común y no
en las asistencias de capital o liquidez público o privado recurrentes de unos países
a otros. Al mismo tiempo,los países de la zona del euro deberían utilizar el
entorno económico favorable actual para crear reservas de dinero público y
reducir el endeudamiento de los tesoros, de acuerdo con los requisitos del marco del
Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que permita tener márgenes de maniobra para
capear las crisis económicas futuras.
En segundo
lugar, los mercados financieros eficientes e integrados son un requisito previo
esencial para una distribución eficiente del riesgo en la Unión Europea.
Una verdadera
unión de los mercados de capitales podrá ayudar significativamente a
diversificar y reducir el riesgo. La Comisión Europea adoptó un plan de acción
en 2015 que establece una lista de medidas clave para garantizar fuentes de
financiación más diversificadas para las empresas y lograr un verdadero mercado
único de capitales en Europa. En la revisión intermedia del plan en junio de 2017, la Comisión señaló
avances, entre otros, en el desarrollo de los mercados de capital-riesgo y el
mercado de titulización, así como en un más fácil acceso de las empresas medianas y pequeñas a los mercados públicos. Al mismo tiempo, se
comunicaron nuevas prioridades, por ejemplo, para fortalecer la efectividad de
la supervisión de mercados, dando a la Autoridad Europea de Mercados mayores
responsabilidades en la convergencia entre los países de la Unión en la
aplicación regulatoria y supervisora, a fin de acelerar la integración del
mercado, aprovechar el potencial de la tecnología financiera fintech, y
utilizar mejor los mercados de capital para complementar a los préstamos bancarios y fortalecer la
estabilidad. Sin embargo se viene observando que Las instituciones nacionales
de regulación y supervisión de los mercados locales de los países, están defendiendo equivocadamente sus parcelas de
poder nacional, sus propios intereses y trabajos, y no quieren entender los
beneficios de la Unión Europea de los Mercados de Capitales, haciendo falta una
clara y decidida voluntad política europea para romper las posiciones de enroque de los
países.
Por su parte,
completar la Unión Bancaria facilitará la compartición de los riesgos para los
contribuyentes. Un Fondo de Garantía de Depósitos Europeo es esencial para un
sistema bancario verdaderamente integrado y una moneda única. Un respaldo común
con fondos públicos para el Fondo Único de Resolución, que podría ser provisto
por el Fondo de Estabilidad Europeo como
se ha propuesto desde la Comisión Europea, fortalecería aún más la Unión Bancaria.
Para la ruptura del círculo vicioso de riesgos entre los bancos y los tesoros nacionales, se han presentado
varias propuestas, que van desde sanciones regulatorias para la concentración
de exposiciones soberanas en los balances bancarios, a una reforma más general
del tratamiento regulatorio de las exposiciones soberanas. El informe del Grupo
de Trabajo de Alto Nivel sobre activos seguros de la Junta Europea de Riesgo
Sistémico sugiere que la creación de un activo de bajo riesgo (SBBS´s, bonos
sintéticos como titulizaciones de cestas de bonos soberanos nacionales) en la zona del euro podría ayudar a debilitar
el nexo de riesgo banco-soberano.
En tercer
lugar, la zona del euro se beneficiaría de una función europea y central de estabilización fiscal que pueda respaldar a
los mecanismos fiscales locales
estabilizadores de las economías nacionales en tiempos de crisis y, por lo
tanto, hacer que la Unión Económica sea más fuerte. Hay muchas maneras de
implementar esta capacidad fiscal (Unión Fiscal Europea), por ejemplo, un plan europeo
de prestaciones de desempleo o un presupuesto de inversión de la zona del euro.
Cada una de estas opciones tiene sus propios desafíos y beneficios técnicos y
políticos. Sin embargo, será esencial que se maximicen los efectos positivos en
el funcionamiento de toda la Unión, al tiempo que se preservará los incentivos
para unas políticas fiscales nacionales y europea sólida y se abordarán las
deficiencias estructurales de todas las naciones. En el Informe de los Cinco
Presidentes,ya se decía que una capacidad fiscal europea no debe implicar
transferencias permanentes en una única dirección sino que debe diseñarse para
el aprovechamiento por igual en toda la UE.
Es muy probable que el progreso hacia la unión fiscal, junto con la unión financiera (bancaria y mercados) se refuercen mutuamente, y complementen a la actual unión monetaria del Euro y a las actuales las instituciones comunes de la UE, fortaleciendo las actividades financieras transfronterizas de capital y liquidez, como mecanismos eficaces y eficientes de compartición de los riesgos en la Unión.